miércoles, 30 de mayo de 2012

Crítica en "el palco del fondo"

Sorprende. Ripio y Coco - de la mano de Ariel Aguirre e Iván Moschner - no son los payasos en código de clown que uno espera ver. Cuando entramos a la pequeña sala de Paraje Artesón nos cuesta hilar los pequeños elementos que se presentan en escena más cerca de una clase de teatro desordenada que de un escenario predispuesto a una función.Pero pronto la comprensión le abrirá paso al disfrute y la expectativa a la sinrazón de sonreír por cientos de pequeños gags.La historia habla sobre dos amigos argentinos que sienten el imperativo deseo de viajar al país carioca a conocer sus mares, sus ritmos, sus morros y su cultura. El salto del límite geográfico lo divisamos enseguida. No es la escenografía ni en el vestuario ni en los elementos, sino en el habla. A partir de ese instante nuestros protagonistas cambiarán el idioma a un excelente portugués.Cantan canciones de las más variadas: música popular del Brasil y bossa en su mayoría. No son grandes cantantes ni eximios bailarines pero proyectan la escencia del texto y alcanza. Bailan desde el ridículo con movimientos torpemente controlados. Hablan con animales inflables, chapitas, origamis y globos. Viajan por lugares remotos y charlan en portugués, ríen en portugués y se quejan en portugués Y aunque Ripio y Coco con paso ligero y circense deciden volver al país porque extrañan su lengua materna, ésta carece de cualquier protagónico (o por omisión) y es, contrario a toda lógica, lo que menos importa.Una linda experiencia que merece ser compartida y divulgada. Sencilla en sus elementos, con muy buenas vueltas de tuerca y salidas de las más originales; ademas de tener un bellísimo repertorio. Los grandes nos reímos de la parte comprensible y deducible del decir y los chicos estallan con las cosas más irrisorias y, con lo primordial del teatro, cómo dicen aquello que se dice.



                                                                                                                       Rocío Gort


Disponible en http://www.elpalcodelfondo.com/resenia/52

viernes, 18 de mayo de 2012

Crítica en Show Online



"Intérpretes y dirección: Ariel Aguirre (RIPIO) e Iván Moschner (COCO)

Brasil está acá nomás, tan cerca que podemos ir y volver en cuestión de segundos. Basta escuchar un par de notas de las voces de este dúo de clowns, para transportarse inmediatamente a las calles de Río de Janeiro, y contemplar el Pan de Azúcar; sumergirse en sus viviendas, y compartir anécdotas y situaciones hilarantes, y muy humanas, que pintan a la perfección los comportamientos y actitudes de la gente de esa tierra, logrando un homenaje muy cálido, y por momentos entrañable.

Ripio y Coco cantan jugando, y juegan en serio. Las canciones se transforman en historias, en situaciones, en pueblos enteros, en pulgas acróbatas, en visitas inesperadas. Hasta que… se acuerdan de su país de origen, y ansiando volver a escuchar el acento rioplatense, se agarran de las aletas de un par de delfines, para volver cuanto antes a la sala del Paraje Artesón, donde los espera ansioso su público, formado por niños de 1 a 99 años de edad.

Valiéndose de un sinfín de objetos estrafalarios, de vertiginosos cambios de vestuario, de una muy lograda capacidad técnica, vocal e interpretativa, y por sobre todas las cosas, de la imaginación colectiva, de la arrolladora potencia del juego creativo, Ripio y Coco demuestran su capacidad para retratar, para divertir, y para establecer un vínculo inmediato con los espectadores; haciéndolos a la vez cómplices y partícipes, de todas sus ocurrencias, sus deseos, y de la absoluta libertad para jugarlos, transportando cerros a una salita de teatro, y también, con la misma sorprendente fluidez, llevando a 30 personas a un viaje de más de 2000 kms, sin despeinarse; es que Ripio y Coco, como todos y cada uno de nosotros, nacieron despeinados."

Javier Stoyanoff


jueves, 17 de mayo de 2012

Palabras de una espectadora

"El domingo fuimos a ver Brasil, la última aventura (delirantemente hermosa, hermosamente delirante) de Coco-Ripio. Y durante cincuenta minutos vivimos en su mundo, nos divertimos, nos conmovimos. Tomamos aire.
Ripio y Coco es un espectáculo de clowns. Un clown es, en palabras de los propios actores, “alguien que camina en una línea delgada, inestable, entre la persona y el personaje”.
Desde el comienzo de su viaje, proponen un lenguaje diferente, un teatro libre, desalienado, que invita a su vez al espectador a desalienarse. Y el espectador lo agradece: emociona ver cómo el público (entre el que se contaban ese día varixs niñxs) entra rápidamente en el código, acepta la propuesta y se deja llevar. Se libera. Disfruta. Cree. Comparte el desafío de nuevas formas de vincularse con el espacio, con el cuerpo, con los objetos, con lxs otrxs, con aquello que llamamos “realidad”. De volver a jugar.
Y se va con una cosquilla, con un ruidito, una intuición acerca de algo.
Y con una sonrisa.
Con impecables y delicadísimos trabajos de Ariel Aguirre e Ivan Moschner."

Marian Pe