jueves, 17 de mayo de 2012

Palabras de una espectadora

"El domingo fuimos a ver Brasil, la última aventura (delirantemente hermosa, hermosamente delirante) de Coco-Ripio. Y durante cincuenta minutos vivimos en su mundo, nos divertimos, nos conmovimos. Tomamos aire.
Ripio y Coco es un espectáculo de clowns. Un clown es, en palabras de los propios actores, “alguien que camina en una línea delgada, inestable, entre la persona y el personaje”.
Desde el comienzo de su viaje, proponen un lenguaje diferente, un teatro libre, desalienado, que invita a su vez al espectador a desalienarse. Y el espectador lo agradece: emociona ver cómo el público (entre el que se contaban ese día varixs niñxs) entra rápidamente en el código, acepta la propuesta y se deja llevar. Se libera. Disfruta. Cree. Comparte el desafío de nuevas formas de vincularse con el espacio, con el cuerpo, con los objetos, con lxs otrxs, con aquello que llamamos “realidad”. De volver a jugar.
Y se va con una cosquilla, con un ruidito, una intuición acerca de algo.
Y con una sonrisa.
Con impecables y delicadísimos trabajos de Ariel Aguirre e Ivan Moschner."

Marian Pe

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